Alzheimer
Esta enfermedad constituye la forma más frecuente de demencia neurodegenerativa en las personas ancianas.
En AFA-GUARDO te facilitamos información, apoyo y recursos para afrontar y convivir con la enfermedad.
Es común que el corazón sea protagonista de muchos cuidados. La gente suele tomarse la presión, trata de comer saludable y hasta caminar 10.000 pasos. Sin embargo, ¿qué ocurre con el cerebro? Pareciera que no existe la misma conciencia para ocuparse de este órgano, tan vital para la salud como el que late en nuestro pecho. “Modestia aparte”… Lo que pasa con nuestro cerebro ¿son cosas de la edad?
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad degenerativa que afecta a las neuronas de nuestro cerebro y que ocasiona un deterioro de las funciones cognitivas de la persona. Esta enfermedad constituye la forma más frecuente de demencia neurodegenerativa en las personas ancianas.
En la enfermedad de Alzheimer se produce el depósito tóxico de unas proteínas -la proteína beta amiloide y la proteína tau- que lesionan las principales células del sistema nervioso, las neuronas. Como consecuencia ocasionan un mal funcionamiento de las redes neuronales en determinadas zonas del cerebro y, en última instancia, la degeneración de las neuronas y otras células del sistema nervioso.



La enfermedad de Alzheimer
Tomó este nombre del doctor Alois Alzheimer, neurólogo alemán (1864-1915) que en 1906 observó cambios en el tejido cerebral de una mujer que había muerto por lo que se pensó que era una enfermedad mental extraña. Unos años más tarde, la denominada enfermedad de Alzheimer era ya conocida en el ámbito médico.
Se caracteriza principalmente por la aparición lenta de síntomas que evolucionan a lo largo de los años. El desarrollo de la enfermedad es progresivo y en sus fases más avanzadas los afectados sufren un deterioro de su autonomía que desencadenará en dependencia incluso para la realización de las actividades más básicas.
Si bien el Alzheimer no tiene cura y actualmente no existe ningún fármaco capaz de revertir o detener esta demencia, concurren tratamientos farmacológicos y otros de tipo no farmacológico siendo ambos útiles y complementarios. Aun no existiendo cura, los primeros pueden ser eficientes en las fases iniciales de la demencia dado que ayudan a paliar síntomas y ralentizar la evolución, optimizando la calidad de vida de los afectados. Son de vital importancia los tratamientos no farmacológicos específicos para paliar los síntomas de la enfermedad principalmente dirigidos a fomentar la autonomía y el bienestar de los afectados y las personas que los cuidan.
En AFA-GUARDO implementamos terapias no farmacológicas por un equipo profesional multidisciplinar llevando a cabo un trabajo coordinado en equipo y orientado específicamente a cada usuario dentro del modelo de atención centrado en la persona.
Es importante tener presente que el Alzheimer no es una característica normal del envejecimiento, como muchas personas creen, sino que es el resultado de cambios complejos en el cerebro que empiezan años antes de que aparezcan los síntomas y que originan la pérdida de neuronas y sus conexiones. Esto es muy significativo, ya que muchas veces, fuera del ámbito médico especializado se tiende a “normalizar” que una persona, con los años, pierda memoria y capacidades cognitivas en general, cuando en realidad este escenario podría relacionarse con estar desarrollando los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer.

Problemas de lenguaje

Perdida de objetos

Cambios de estado de ánimo

Cambios de conducta
Mas allá de la memoria
Hoy sabemos que la enfermedad de Alzheimer empieza 10 o 15 años antes de que se presente cualquier síntoma, generalmente esperamos a que se presenten los síntomas, a que haya quejas y ya es demasiado tarde. Cualquier cambio en el estado de ánimo y personalidad, problemas de atención o memoria, perdida de capacidades puede haber una patología. Cuando se perciben estos síntomas puede ser el momento de acudir a un médico cualificado y proceder a la evaluación.
Mas allá de la memoria, que posiblemente, que posiblemente sea el dominio cognitivo cuya disfunción tengamos más interiorizado como señal de alerta, pueden empezar a fallar muchas más cosas. Presentar dificultades en realizar cálculos mentales u operaciones matemáticas, tener dificultades para leer con destreza, no encontrar las palabras de manera sistemática, sustituir letras o transformar las palabras… También podemos incorporar a esta lista los problemas de orientación temporal o espacial en lugares conocidos o en espacios abiertos, la pérdida de destreza en el uso de utensilios u objetos cotidianos, la dificultad en la organización… Igualmente, determinadas formas de cambio de humor o de carácter hacia la irritabilidad, agresividad, desinhibición, pérdida de motivación u apatía, gastar grandes cantidades sin motivo, alucinaciones visuales o auditivas…
Todos estos signos o síntomas pueden suceder por una infinidad de motivos, y no todos son patológicos, pero precisamente para poder descartar patología lo mejor que se puede hacer no es tratar de racionalizarlas o de minimizarlas, sino consultar con un servicio de neurología.
Aunque los problemas de la memoria son uno de los primeros signos de la enfermedad de Alzheimer. Los síntomas varían según cada persona y pueden incluir:
- Dificultad para encontrar o para expresar palabras, en comparación con otras personas de la misma edad.
- Problemas espaciales y de visión, como no ser consciente del espacio que le rodea.
- Deterioro en el razonamiento o criterio, lo que puede repercutir en las decisiones que tome.
- Demorarse más para poder finalizar las tareas diarias.
- Repetir preguntas.
- Tener problemas para manejar dinero y pagar facturas.
- Deambular y perderse.
- Perder o extraviar cosas en lugares inusuales.
- Mostrar cambios en el estado de ánimo o en la personalidad.
- Tener más ansiedad o ser más agresivo.
Si observas estos síntomas, contacta con tu médico. Busca ayuda y recursos para obtener más información sobre cuidados, apoyo e investigaciones acerca de la enfermedad. En AFA-GUARDO te facilitamos información, apoyo y recursos para afrontar y convivir con la enfermedad. La intervención psicosocial es efectiva para el tratamiento de la enfermedad y la mejora de la calidad de vida del enfermo y de sus familiares. Las terapias no farmacológicas a través de actividades específicas, individuales o grupales, está demostrada en el proceso de ralentización de la enfermedad.

Desorientación espacial y temporal

Perdida de atención y capacidad de concentración

Dificultad para razonar y planificar

Perdida de iniciativa a causa del Alzheimer
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AFA Guardo:
Asociación de familiares de enfermos de Alzheimer y otras demencias de Guardo y comarca

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